Excursión a Picos de Europa, 9 a 12 de julio 2020



Excursión a Picos de Europa, 9 a 12 de julio 2020

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Excursión a Picos de Europa, 9 a 12 de julio 2020

Acabamos de regresar de nuestra primera excursión después de la crisis sanitaria originada por el Covid-19. Cuatro días por la parte cántabra de Picos de Europa y el valle de Liébana disfrutando con sus paisajes y sus aves. Tuvimos mucha suerte con el tiempo esquivando en todo momento los pocos momentos en que amenazaba la lluvia, sobre todo en nuestro segundo día cuando subimos al Cable desde Fuente De. Lo que se presentaba como una mañana nublada con llovizna fina y persistente, se convirtió en un esplendoroso día al situarnos por encima del mar de nubes que inundaba los valles una vez desembarcamos del teleférico. También conseguimos eludir la niebla en varias ocasiones, y en definitiva disfrutamos de cuatro días soleados y, a veces, calurosos, que nos permitió visitar todas las zonas que habíamos establecido previamente en nuestro itinerario tratando de observar las especies más interesantes de este rincón de la cordillera Cantábrica.

Nuestro viaje comenzó "oficialmente" en Cervera de Pisuerga, donde nos reunimos con todos los integrantes del grupo, poniendo rumbo al puerto de Piedrasluengas donde comimos nuestros picnics con el canto de los escribanos cerillos de fondo. Un breve paseo por el hayedo adayacente nos proporcionó buenas observaciones de carbonero palustre. Tras continuar descendiendo hacia Potes, dedicamos la práctica totalidad de la tarde a pajarear por los alrededores de Pesaguero donde observamos varios alcaudones dorsirrojos, triguero, abejero europeo, busardo ratonero, pico picapinos, lavandera cascadeña, mito, zorzal charlo y otras aves comunes forestales. Fallamos sin embargo en nuestro primer intento de observar uno de nuestros objetivos de la excursión, el pico mediano

Después de un largo día llegamos a nuestro magnífico alojamiento en Tama, El Corcal de Liébana, un hotel rural muy recomendable para visitar esta bella comarca. Una abundante cena puso punto y final a nuestro primer día en Liébana deseando que llegara la mañana siguiente, pues teníamos reservados nuestros tickets para subir al Cable desde Fuente De. 

Para nuestra desgracia el segundo día amaneció muy nublado y amenazando lluvia, que más tarde haría acto de presencia. Los picos de la cordillera habían sido engullidos literalmente por grises nubarrones. La verdad la cosa no pintaba muy bien para pasar todo el día en la alta montaña, pero poco podíamos hacer ya que cualquier intento de cambiar los billetes del teleférico habían sido en vano. 

Después de media hora de ascenso desde Tama hasta Fuente De la cosa estaba incluso peor. Habíamos pasado por Potes lloviendo, y aunque el agua nos había dado una tregua no parecía que fuéramos a tener mucha suerte. Subimos al teleférico y justo antes de llegar a nuestro destino cruzamos una espesa niebla. Después se hizo la luz y el imponente macizo de los Picos se abría antes nuestros ojos. El paisaje y el sol nos cambió las caras y nos dispusimos a buscar lo nos había llevado hasta allí.

El conocido fenómeno como mar de nubes desde el camino hacia los Horcados Rojos

A los pocos minutos de iniciar nuestra ruta comenzaron a sobrevolarnos las chovas piquigualdas, y sobre todo, varios gorriones alpinos. No tardamos mucho en localizar a las primeras de estas criaturas, que aunque el blanco inmaculado de sus alas brilla con el sol de manera evidente, una vez toman tierra parece como si desaparecieran.

Familia de gorriones alpinos con los jóvenes mostrando sus llamativos picos amarillos

Adulto de gorrión alpino con ceba

Juvenil de gorrión alpino 

Y otro gorrión alpino más...

Después del gran momento que nos proporcionaron los gorriones alpinos, algunos situándose a apenas dos metros de nuestra posición, añadimos a nuestra lista bisbita alpino y una pareja de roquero rojo. Los más comunes acentores alpinos se hicieron de rogar algo más, aunque finalmente pudimos ver varias aves alimentándose y cantando, aunque a cierta distancia, comportándose más esquivos de lo que suelen ser habitualmente. 

Bisbita alpino

Chova piquigualda

Campanula arvatica, un endemismo de la cordillera cantábrica

Después de algo menos de una hora de caminata llegamos al lugar donde observamos regularmente treparriscos. No tardamos mucho en divisar el primero. Una gran y bella mariposa de alas carmesí cruzó el valle de manera errática, posándose en el inmenso paredón que teníamos delante de nosotros. Demasiada distancia para disfrutar como esperábamos de uno de los grandes objetivos del día, pero al menos allí lo teníamos, buscando alimento de manera inquieta y realizando sus típicos espasmos de alas dejando entrever sus bellas alas.

Comenzó entonces una larga espera bajo un sol de justicia, con el deseo de que alguna de estas gemas alpinas se acercara a nuestra posición para poder observarlo a corta distancia. Fue entonces cuando entre el ir y venir de los buitres leonados detectamos la presencia de un solitario buitre negro, muy raro en estos lares.

Buitre negro, un raro visitante de estas montañas

Después de más de una larga hora de espera decidimos dar un paseo para tratar de localizar a otras aves, y por qué no treparriscos. Era el momento de más calor del día, así que aparte de un par de acentores alpinos, la fugaz visita de un macho de collalba gris y varias chovas piquigualdas apenas pudimos ver poco más. Era el mejor momento para comer y hacer un paréntesis en nuestra búsqueda. Las nubes que aún inundaban los valles comenzaban a ascender y a envolvernos por momentos. Fue poco después del postre cuando una hembra de treparriscos apareció de la nada, y sobrevoló nuestras cabezas, casi rozándonos, para posarse en la pared. Allí estuvo el momento justo para hacerle un par de fotos y observarla con suficiente detenimiento para contentar al personal. 

Hembra de treparriscos con ceba en el pico

Hembra de treparriscos en vuelo

Con los deberes hechos y con una niebla que cada vez era más y más densa comenzamos nuestro regreso para bajar en teleférico a Fuente De. Aún tendríamos tiempo de pajarear en cotas más bajas, en una tarde gris y muy nublada, pero con una temperatura muy agradable. Antes de regresar al hotel pudimos registrar chova piquirroja, culebrera europa, papamoscas gris, varios petirrojos, reyezuelo listado, alcaudón dorsirrojo, una hembra de colirrojo real  y varios busardos ratoneros. 

Papamos gris

Culebrera europea

Nuestro tercer día lo dedicaríamos en gran parte a tratar de localizar pico mediano, sin duda alguna la especie forestal más apreciada de estas montañas. La comarca de Liébana alberga seguramente la mejor población de nuestro país de este escaso carpintero y nosotros tuvimos la fortuna de registrar al menos cinco aves diferentes a lo largo de esa mañana. Para buscar picos medianos lo mejor es centrarse en los árboles frutales, nogales y robles (no desprecian la presencia de encinas e incluso alcornoques) de alguno de los muchos pueblos situados a media ladera de estos valles. El mes de julio no es la mejor época para observar picos medianos, pero a primera hora de la mañana suelen estar bastante activos, reclamando y cambiando a menudo de árbol buscando alimento. 

También tuvimos la fortuna de observar semi escondido al esquivo torcecuello y un precioso macho de colirrojo real. La mañana la completamos con interesantes observaciones de abejero europeo, totovía, alcaudón dorsirrojo, camachuelo (una hembra con dos jóvenes), escribano soteño, trepador azul, alimoche común, pico picapinos, arrendajo... y un joven corzo salió asustado atravesando un prado en un par de ocasiones. 

El primer ejemplar de pico mediano que vimos el tercer día

Macho de alcaudón dorsirrojo

Juvenil de totovía

El único torcecuello que vimos en los cuatro días de excursión

Ejemplar de pico mediano, la mejor observación que tuvimos

El mismo pájaro en actitud algo más acrobática

Macho muy oscuro de abejero europeo, observad el detalle de la punta de los dedos totalmente negra y la gran extensión blanca en la base de las primarias

Se acercaba la hora de comer por lo que pusimos rumbo a nuestro siguiente destino, el puerto de San Glorio. Dejamos los vehículos en el nuevo parking asfaltado habilitado hace tan sólo unos días y nos dispusimos a dar buena cuenta de nuestros picnics. Mientras tanto, nos acompañaba en la distancia el incesante canto del escribano cerillo. Un paseo por los prados y piornales de San Glorio y sus pinares de repoblación, nos permitió observar nuevas especies para la excursión como bisbita arbóreo, reyezuelo sencillo, verderón serrano fugazmente y en vuelo, curruca zarcera, zorzal charlo, mientras que varias codornices no dejaban de emitir sus inconfundibles qui-qui-quí desde el pastizal denso. 

Finalizamos el día en el collado de Llesba, un breve paseo nos permitió observar varias currucas zarceras y capirotadas, cornejas y cuervos, pero no tuvimos demasiada suerte con el roquero rojo. Registramos aquí varias especies de mariposas entre las que destacó por encima de todas la endémica Erebia palarica, la más grande entre todas las especies del género Erebia

Vista del collado de Llesba desde el puerto de San Glorio

Bisbita arbóreo

Ejemplar de Erebia palarica, una mariposa endémica de la cordilla Cantábrica

Ejemplar de Erebia epyphron

Un ejemplar de Coenonympha arcania en los brezales de Llesba

Monumento del oso en Llesba

Con los preciosos paisajes de San Glorio y la visión del macizo oriental de Picos de Europa desde Llesba, pusimos punto y final a nuestro tercer día de excursión. En nuestro hotel nos esperaba una nueva selección de platos locales, y que por supuesto, no renunciamos a probar.

Así llegamos a nuestro cuarto y último día. Es incréible lo rápido que pasa el tiempo cuando uno está disfrutando de lo que más le gusta. De nuevo la mañana comenzó gris, pero esta vez con lluvia, por lo que decidimos retrasar media hora nuestra salida del hotel. El plan de nuestro último día consistía en visitar varios lugares no lejos de Potes para iniciar nuestro regreso a casa después de comer. Así dedicamos casi toda la mañana a disfrutar de los paisajes y de los castañares milenarios de El Habario (Pendes). De camino vimos un nuevo ejemplar de pico mediano, y ya en el castañar, otro. Buen comienzo de día. Las nubes dieron paso a un nuevo día soleado y espléndido, con nuevas aves para nuestra excursión. Así añadimos acentor común, zarcero común y curruca mosquitera, pero también nos reecontramos con viejos conocidos como alcaudón dorsirrojo, agateador común, alimoche común, busardo ratonero, tarabilla común o los colirrojos tizón y real... aunque he de decir que sólo vimos una solitaria hembra. La primera vez que no observo ni un macho desde que visito regularmente este lugar desde hace años.  

Busardo ratonero

Avanzada la mañana decidimos que era momento de cambiar de aires, así que tras una breve parada para contempar la iglesia de Santa María de Lebeña (S. X) nos internamos en el desfiladero de La Hermida tratando de observar mirlo acuático. No tuvimos suerte con el mirlo dada la cantidad de gente que había en la zona, bañándose y paseando por las orillas. Tan sólo pudimos atisbarlo fugazmente desde los coches en un tramo de carretera donde parar era más que imposible. Pocas aves y mucho calor, pero al menos añadimos a la lista gavilán común

Siguiendo con nuestro plan nos acercamos al pueblo de Argüebanes. Donde comimos a la sombra de los frutales y donde observamos nuestro último ejemplar de pico mediano del viaje. Incréible densidad la que nos encontramos en casi cada lugar con hábitat propício para la especie. En el río que cruza el pueblo vimos dos especies de libélulas (fotografiadas y mostradas a continuación) poniendo punto y final a nuestra excursión a Picos de Europa. En unos días iniciamos una nueva excursión con nuevos compañeros a los Valles Occidentales del Pirineo. Trataremos de hacer un resumen similar al finalizar el mismo. ¡Gracias por seguir nuestro blog!

Calopteryx virgo (macho)

Calopteryx virgo (hembra)

Cordulegaster boltonii

Los integrantes de nuestra excursión a Picos de Europa, julio de 2020. El próximo año seguro que posaremos todos sin mascarillas... ¡Muchas gracias a todos compañeros!