Migración por el Estrecho de Gibraltar, 8 a 11 Sept. 2020
Este año decidimos comenzar nuestros viajes al Estrecho de Gibraltar en la estación de trenes de Málaga. La situación generada por la pandemia de Covid19 sugería una mayor flexibilidad a la hora de permitir a los participantes a viajar y realizar posibles estancias extra en la zona antes o después de nuestras salidas, optando por unirse al grupo llevando sus propios vehículos. Así pues tuvimos cinco participantes procedentes de Madrid, Barcelona y Asturias que viajaron hasta Málaga, y otras tres personas que se desplazaron en sus coches, con los que habíamos quedado previamente en nuestro hotel de Punta Carnero. Una vez todos juntos, después de realizar el consiguiente reparto de habitaciones, salimos al mediodía con la idea de localizar a nuestro primer objetivo del viaje: el vencejo cafre.
Previamente habíamos recibido información de varias observaciones realizadas durante los días anteriores en uno de los lugares que solemos visitar con nuestros viajeros, así pues, decidimos probar fortuna directamente en este sitio. Nada más llegar, observamos un interesante trasiego de rapaces, destacando como más interesantes la presencia de un águila pescadora, nuestras primeras águilas culebreras, y varios buitres leonados... uno de los cuales, con un plumaje muy oscuro, pasó inicialmente como buitre de Rüepell. Las fotos tomadas nos animaron a rectificar a posteriori nuestra primera impresión. También observamos varios abejeros europeos y un gavilán.
Poco tiempo después de estar buscando vencejos en el cielo aparecieron de la nada dos siluetas que nos harían respirar con alivio. Dos vencejos cafres nos sobrevolaban capturando insectos para desaparecer al poco rato. Así los tuvimos yendo y viniendo durante cerca de una hora que allí estuvimos. Os mostramos más abajo un par de fotografías más o menos testimoniales donde se aprecian las principales características de la especie... plumaje negro sólido, banda estrecha blanca en el obispillo, garganta blanca llamativa y plumas caudales largas y acabadas en punta... normalmente plegadas.
Con la satisfacción de haber cumplido nuestro primer reto decidimos pasar el resto de la tarde paseando por la pista del camino a Ojén, cerca de Los Barrios. Aquí añadimos otros pequeños migrantes como papamoscas cerrojillo y mosquitero musical, mientras que en el cielo seguíamos disfrutando con el paso de rapaces añadiendo algún alimoche común y viendo un goteo casi contínuo de culebreras, milanos negros y abejeros. Al caer la tarde regresamos a nuestro fantástico hotel que nos estaba esperando con una suculenta cena para reponer fuerzas de cara a los próximos días, que intuíamos llenos de emociones.
Águila pescadora
Ejemplar macho de abejero europeo
Uno de "nuestros" vencejos justo antes de caputurar en el aire a un pequeño insecto
Típica silueta de un vencejo cafre. Cola larga y apuntada y obispillo blanco. También se intuyen las puntas blancas de las secundarias más pegadas al cuerpo.
Viento de Levante para nuestro segundo día. De hecho, los vientos de Levante serían los predominantes durante los días siguientes, lo que hizo que al final de nuestra estancia en el Estrecho disfrutásemos de uno de los días de migración más bonitos de los últimos viajes que hemos hecho hasta la fecha. Pero eso es otra historia y os lo contaremos en nuestra próxima entrada de este blog. Con un cielo encapotado y con la amenaza de un incendiio cercano que obligó a utilizar un gran despliegue de medios aéreos y terrestres para sofocarlo, decidimos comenzar nuestro día en el famoso mirador de Algarrobo. Suele ser éste un buen lugar para ver cómo grupos de rapaces se dirigen al sur por la mañana para, o bien realizar el paso al continente africano (normalmente con vientos de Poniente), o bien continuar costeando en espera de tener unas condiciones climatológicas más favorables para proseguir su migración. Nada más llegar contemplamos los primeros grupos de abejeros, alguno bastante altos, y algunas calzadas y culebreras, las primeras por lo habitual son especialmente comunes en este enclave. Sin embargo los dos hechos que marcaron la mañana tuvieron que ver con otras dos especies diferentes. El primero cuando detectamos a un buitre leonado enganchado en uno de los tendidos de alta tensión frente al observatorio. Aunque lejos, podíamos ver perfectamente como el animal trataba desesperadamente de soltarse. Imaginamos que no llevaba mucho tiempo en esa situación e iniciamos una serie de llamadas que culminarían por la tarde con la retirada del ave en cuestión. Desgraciadamente todo apuntaba a que el pájaro no superaría su error de cálculo. El segundo momento de la mañana fue mucho más reconfortante... un ejemplar pajizo, seguramente de segundo año, de águila imperial ibérica apareció volando bajo entre los acebuches para ponerse a ciclear bastante cerca de nosotros. Lástima que el fondo no fuera un precioso cielo azul, pero nadie se quejó en ese momento.
Culebrera europea observada desde el mirador Algarrobo, posiblemente de tercer año dado su plumaje blanco y ausencia de capuchón
Llegamos a pensar que el trasiego de helicópteros podría afectar de alguna manera a las rapaces...
Águila calzada de fase clara
Otra culebrera europea, ésta sí mostrando un plumaje más habitual
El ejemplar pajizo de águila imperial ibérica observada durante esa segunda mañana
El drama del buitre leonado enganchado en la torreta de alta tensión observado de cerca por el pajizo de águila imperial ibérica
Con el paso del tiempo y la subida de las temperaturas decidimos trasladarnos cerca de Tarifa, ya que intuíamos podíamos tener una segunda parte de la mañana entretenida observando algunas de las aves vistas ya en Algarrobo... pero algo más cerca. Seguía soplando el Levante de manera insistente, lo que contribuyó a que algunas aves pasaran realmente bajas sobre nuestra posición cerca del mirador de Tráfico. Buenos ejemplos de ello fueron algunos de los más de 30 alimoches que pululaban por los alrededores, o algunas calzadas de ambas fases (clara y oscura) y culebreras, lo que nos proporcionó un buen rato de diversión. Un más que posible busardo moro mostrando una cola llamativamente rojiza se dejó ver fugazmente antes de desaparecer detrás de una colina. Tras la comida y la casi obligada parada para cafés cambiamos nuevamente de tercio. El siguiente destino sería la comarca de La Janda, una gran extensión llana dedicada principalmente al cultivo de arroz, algodón, mijo y maiz, donde se asentaba la antigua laguna del mismo nombre. Hoy día, cientos de modernos molinos de viento invaden un lugar que recordamos con nostalgia. En cualquier caso, sigue siendo un muy buen lugar para observar aves en migración, y cada día aquí es diferente del anterior, así que su visita sigue mereciendo la pena.
Ejemplar adulto de Alimoche común
El mismo ejemplar retratado en una pose diferente
Águila calzada mostrando sus características marcas de "aterrizaje" a ambos lados del cuello
Ejemplar juvenil de alimoche común
La mirada inquisitiva del águila culebrera...
Alimoche adulto anillado con código 4C4. ¡¡¡Se trata de una hembra anillada como pollo en la comarca de Bardenas hacía 25 años!!!
Juvenil de alimoche (izquierda con plumaje más oscuro) y ejemplar subadulto de tercer año de la misma especie
Llegábamos a La Janda aún con bastante calor, así que las observaciones a distancia no pareciá lo más recomendable dada la reverberación existente. En los últimos años esta zona está ofreciendo observaciones excepcionales de chotacabras cuellirrojo (antes llamado pardo). Un número por lo general de entre 2 y 6 aves utilizan la sombra proporcionada por un conjunto de árboles para sestear durante el día. Con sumo cuidado para no asustarlos y sin abandonar un camino, conseguimos por lo general localizar alguna de estas increíbles aves. Resulta mágico tener la oportunidad de contemplar esta especie a plena luz del día para apreciar cada detalle de su mimético plumaje. Antes habíamos localizado un precioso elanio común en uno de sus posaderos habituales. Otra de las especies que más nos gusta observar en esta comarca es el aguilucho cenizo. En estas fechas es posible localizar hasta una docena de ejemplares, normalmente juveniles, patrullando los arrozales en busca de alimento. Otro fenómeno que nos llamó la atención en nuestra visita a La Janda fue la cantidad de gorriones morunos (mezclados con algunos comunes) que recorrían el canal camino de su dormidero. Otras especies que observamos aquella tarde fueron las siempre presentes cigüeñas blancas, aguilucho lagunero, morito común, garza real, garceta común, cernícalo primilla y tórtola europea... por citar una pequeña selección de ellas. El largo viaje de regreso a nuestro hotel cerca de Algeciras nos impidió disfrutar de la magia de las últimas luces del día en La Janda, pero creo que el día había ofrecido lo suficiente hasta ese momento como para sentirse felices.
Elanio común en uno de sus posaderos
Elanio común mostrando sus característicos hombros negros
Chotacabras cuellirrojo... observamos dos ejemplares. Sin duda, una de las aves del día.
Juvenil de aguilucho cenizo
Posiblemente un segundo ejemplar de aguilucho cenizo siendo observado de cerca por otro joven... de aguilucho lagunero.
Miles (literalmente) de gorriones morunos y comunes dirigiéndose a su dormidero
El tercer día de nuestra primera excursión fue quizás el que más kilómetros recorrimos. Después del desayuno y de observar nuestras primeras pardelas cenicientas desde el aparcamiento del mismo hotel (y desde donde observábamos cada mañana las evoluciones de charranes patinegros, zarapitos trinadores, vuelvepiedras y gaviotas de Audouin) pusimos rumbo a la Sierra de la Plata. Después de unos 50 minutos de viaje y de un último tramo de carretera infernal llegamos a un sector donde se había estado viendo días anteriores un juvenil de águila perdicera y un buitre moteado o de Rüepell. No tuvimos suerte esta vez con ninguna de estas especies (un distante ejemplar joven de perdicera había sido observado por nuestro guía el día anterior, pero desgraciadamente nadie más lo había conseguido localizar). Después de la consiguiente espera decidimos cambiar de lugar y trasladarnos al mirador de la Cueva del Moro, justo encima de las ruinas romanas de Baelho Claudia. Aquí la observación más interesante fue el descubrimiento de un joven de roquero rojo, pocas veces citado durante la migración postnupcial en esta zona. Tuvimos la oportunidad de comparar su plumaje más claro, escamado y de tonos rojizos, con el de su pariente el roquero solitario, allí también presente y especie más habitual de estos roquedos. Arriba en el cielo pasaban de vez en cuando algunas rapaces, y como es habitual en este lugar, varios aguiluchos cenizos, uno de ellos con un plumaje claramente melánico.
Mientras buscábamos el buitre de Rüepell aparecieron unos cuantos de éstos... buitres leonados.
Fueron varios los aguiluchos cenizos que pasaron sobre nosotros rumbo sur, especialmente llamativo fue este indivíduo melánico.
Macho de aguilucho lagunero occidental
El plan para el resto del día era claro. Primero trataríamos de localizar a los ibis eremitas que aquellos días estaban utlizando un campo junto a la carretera nacional para alimentarse. No resultó complicado en esta ocasión dar con el grupo en el lugar exacto donde se les suponía, llegando a contabilizar una treintena de estas extravagantes pero interesantes aves. Después de comer en el merendero de Tahivilla (y tras dedicar unos minutos al sagrado acto del consumo de cafeína) nos dirigimos primero hacia Zahara de los Atunes, donde buscamos infructuosamente a los vencejos moros que se pueden observar por allí, para acabar después con marea baja en el paraje de las Marismas de Barbate y la Breña. Sí vimos sin embargo otras especies de vencejos como el real, común y pálido. En las marismas incrementamos mucho la lista de aves observadas hasta el momento con una buena colección de limícolas como correlimos comunes y zarapitín, chorlitejos grande y patinegro, aguja colipinta, zarapito real, chorlito gris... también vimos varias pagazas piquirrojas, y hasta un águila pescadora remojando sus patas en la escasa lámina de agua que había dejado la marea. Para rematar el día exploramos un sector más oriental de las marismas que nos proporcionó la observación de nuestros primeros flamencos comunes y espátulas. También un nutrido grupo de gaviotas de Audouin descansaban en una de las isletas artificiales, y un bandito de terreras comunes puso el punto y final al día. Largo trayecto de vuelta al hotel llegando práctivamente de noche, pero con tiempo justo para una rápida ducha antes de la cena.
Uno de los ibis eremita haciendo tareas de vigía.
Algunos de los cerca de 30 ibis eremita que vimos en nuestro tercer día
No es el mismo... aunque lo parezca. Éste lucía una larga y lustrosa melena...
No apareció el vencejo moro pero sí vimos otras tres especies de vencejo. En la foto un vencejo real.
Y para acabar el día la nota de color puesta por docenas de flamencos en las marismas de Barbate.
Quizás no tuviéramos las mejores condiciones meteorológicas para disfrutar del espectáculo de la migración de rapaces en nuestro último día de viaje, sin embargo era obligado probar fortuna en los miradores cercanos a Tarifa, donde con vientos de Levante no hace falta mucho para ver "algo" interesante. Comenzamos en las cercanías del mirador de Tráfico disfrutando con el paso cercano de algunos abejeros europeos, águilas calzadas y culebreras. También pasaron algunos alimoches, posiblemente los mismos que habíamos visto dos días antes y que a buen seguro no habían podido cruzar el Estrecho. Posteriormente pasamos un rato en Tráfico (con demasiado viento) para continuar nuestra ruta en el pueblo de Tarifa, donde no pudimos relocalizar al bulbul naranjero (seguramente) más famoso de todo el paleártico occidental. El tiempo volaba y llegaba la hora de regresar a Málaga, no sin antes realizar una última parada en Algarrobo. Allí comimos, esta vez con cielo despejado, disfrutando con grupos de rapaces (la mayoría muy altas) y un buen paso de vencejo real y golondrinas. Un bonito final para un interesantísimo viaje al que sólo le faltó quizás la observación de algún buitre de Rüepell y haber podido realizar la salida para ver cetáceos, y que tuvo que ser cancelada por las malas condiciones meteorológicas para navegar.
Otro bonito macho de abejero europeo
Milano negro
Alimoche común de tercer año
Joven de águila calzada fase clara
En el parking de Tarifa no pudimos localizar al bulbul naranjero pero sí este confiado cernícalo vulgar
Juvenil de águila calzada fase oscura
Parte del grupo observando rapaces en el mirador de Algarrobo el segundo día de viaje