Extremadura y Doñana, 4 a 8 Diciembre 2021



Extremadura y Doñana, 4 a 8 Diciembre 2021

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Extremadura y Doñana, 4 a 8 Diciembre 2021

Después de mucho tiempo sin subir ninguna entrada a nuestro blog por fin hemos decidido actualizarlo con algunas imágenes tomadas durante nuestra excursión a Extremadura y el P.N. de Doñana en el pasado puente de diciembre.

Comenzamos nuestra aventura visitando el P.N. de Monfragüe pero una fina e inesperada lluvia alteró un tanto los planes que teníamos para nuestro primer día. Aún así tuvimos tiempo de observar un adulto de águila imperial ibérica en el mirador de La Portilla, interactuando con buitres negros y leonados, por allí también andaban un par de roqueros solitaros que cantaban tímidamente. En nuestra segunda parada en el conocido mirador de La Tajadilla ya comenzamos a notar el cambio de tiempo. Lo más destacado fue la observación de 4-5 piquituertos, visitante poco habitual en Monfragüe y únicamente presente algunos inviernos. Después de comer y a la espera de que cesara la lluvia dedicamos unos minutos en las cercanías del Puente del Cardenal. Aquí vimos fugazmente varios picogordos, rabilargo y curruca capirotada. Entre las siluetas de los buitres por fin dimos con las reinas de este rincón del parque, y dos águilas perdiceras se mostraron muy bien durante un par de minutos hasta que desaparecieron por el horizonte. Lástima de cielo plomizo. Con los deberes hechos a pesar del mal tiempo pusimos rumbo a la aldea de El Rocío donde llegamos poco antes de la hora de cenar. 

Nuestro primer día completo en Doñana nos iba a proporcionar muy buenas observaciones de un ejemplar pajizo de águila imperial ibérica, garceta grande, espátula común, calamón, una buena selección de limícolas como archibebe oscuro, combatiente, avocetas, agachadiza común, varios ejemplares de pechiazul, terrera marismeña, aguiluchos pálido y lagunero... por la tarde, después de comer en el Centro de Visitantes Jose Antonio Valverde vimos un par de elanios, un buen grupo de grullas alimentándose en un barbecho y dos lechuzas comunes que salieron de una casa en ruinas junto a la pista. Más adelante nos esperaría el mejor momento del día cuando vimos dos búhos campestres, uno de ellos posando encaramado en un poste de madera durante varios minutos. Regresamos al centro de visitantes para ver atardecer mientras pequeños bandos de ánsares comunes y grullas iban entrando poco a poco en la laguna de la FAO, uno de los pocos sitios con agua que hay actualmente en el interior del parque. 

Ejemplar pajizo de águila imperial ibérica

Grullas comunes junto al centro de visitantes J.A. Valverde

Uno de los elanios comunes observados

Numerosas las garcetas grandes que se dieron cita en la parte norte del parque...

No es fácil fotografiar al busardo ratonero... éste posó para el personal más de un minuto, algo inusual 

Una de las dos lechuzas comunes en vuelo

Y he aquí el protagonista del día: búho campestre subido a un poste con una luz preciosa

Mismo pájaro que el de la foto anterior, pero esta vez rodeado de vegetación marismeña

Anochece en la laguna de la FAO 

Nuestro buen amigo Jose A. Antonio Sencianes, nos había alertado hacía unos días de la concentración de patos que había en el Brazo del Este, concretamente en la Cortá de los Olivillos, así que pusimos rumbo a primera hora de la mañana y tras cruzar en la barcaza de Coria del Rio, llegamos con buena luz a la Cortá. El espectáculo allí era grandioso con miles y miles de patos apretujados en la sección de la laguna más alejada a nosotros. Aún así pudimos observar varios silbones europeos y ánades rabudos, patos colorados, una hembra de porrón moñudo, cercetas comunes, tarros blancos y sobre todo muchísimos cucharas. Pero para nosotros, sin duda alguna,  fueron las más de 70 cercetas pardillas que observamos muy bien con los telescopios las estrellas de la laguna. También registramos aquí un joven de halcón peregrino, dos águilas pescadoras y varias cigüeñas negras. Antes, en el cauce del canal del Guadaira, detectamos la presencia de un pato exótico, con seguridad fruto de algún escape de alguna colección privada... una hembra de pato (que no porrón) acollorado (Callonetta leucophrys).

Una muestra de los miles de patos (sobre todo cucharas) de la Cortá de los Olivillos

Dos de las más de 70 cercetas pardillas

Después de comer en las mesas de picnic de la Dehesa de Abajo (donde de nuevo vimos in situ el estrago de la sequía), nos dirijimos a los arrozales de Isla Mayor. Aquí algunas tablas de arroz tenían agua y albergaban una buena variedad de aves, pero lo que más nos entusiasmó fue ver un bando de 40 cigüeñas negras reposando en una de las tablas más secas. Pechiazules, flamencos, de nuevo cientos de cucharas, cientos de gaviotas reidoras y sombrías marcaron el preludio del éxtasis ornitológico que nos aguardaba justo antes de concluir un día espectacular. Como ya nos había comentado "Senci", se estaban viendo varios avetoros en una rastrojera cercana, pero había que aguardar hasta las últimas luces para ver cómo poco a poco se iban activando. Calculamos que vimos no menos de seis aves, e incluso tuvimos la oportunidad de disfrutar con los cómicos movimientos de uno de ellos en lo que parecía estar ejecutando una especie de danza seguramente con la intención de asustar algunas ranas o sapos o incluso algún cangrejo de río que le proporcionara una suculenta cena. El regreso al Hotel Toruño (nuestra base para las cuatro noches) lo realizamos desde Villamanrique de la Condesa atentos a cualquier posible movimiento que delatara la presencia del gato clavo... el lince ibérico. Algo que no sucedió.

Cigüeñas negras en los arrozales de Isla Mayor

Un macho de pechiazul escondido entre el rastrojo

Flamencos comunes descansando en una tabla de arroz

Nuestro último día en Doñana amaneció nuevamente soleado... y frío. Aprovechamos los primeros rayos del sol para "pajarear" en la Madre de las Marismas, junto a la aldea. Registramos sin apenas movernos un buen elenco de especies interesantes como moritos, aguja colinegra, pechiazul, pájaro moscón, tarro blanco, garceta grande, milano real... después de algo más de una hora al pie de la marisma cambiamos de aires para visitar el arroyo de La Rocina, que gracias a una preciosa luz nos proporcionó unas condiciones inmejorables para disfrutar de los colores de ánades rabudos, silbones, cercetas, frisos y azulones. También andaban por allí varios calamones y un pequeño grupo de flamencos, poniendo siempre su nota de color. Nos sorprendió observar un papamoscas cerrojillo, cuando todos sus congéneres se encuentran ahora en tierras más cálidas en el continente africano. Doñana es en ese sentido algo particular, y en sus límites siempre pueden recalar individuos de especies estivales que deciden quedarse y disfrutar de su bonanza climática. Antes de partir a nuestro siguiente destino, las Marismas del Odiel, hicimos un breve alto en el puente de la Canaliega, alertados por unos compañeros de Palencia que nos comunicaron la presencia de una focha moruna. No tardamos mucho en localizar al ave en cuestión, y con la felicidad de haber observado esta especie tan escasa nos metimos en los vehículos para recorrer los 70 kilómetros que separan ambos lugares.

Pájaro moscón alimentándose de los puros de la eneas

Focha cornuda o moruna

Llegamos al Odiel rodeados de nubes y con amenaza de lluvia, algo que afortunadamente no llegó a producirse. En un breve paseo por los esteros de Bacuta añadimos a nuestra lista un buen puñado de limícolas como vuelvepiedras, ostrero, chorlitejo grande, correlimos zarapitín, zarapito trinador, zarapito real... y zampullín cuellinegro. Por allí también pululaban pagazas piquirrojas (al menos 11), agujas colipintas, tarros blancos, correlimos comunes, tridáctilos y menudos... en definitiva ¡el reino de las aves limícolas!.

Tras la comida en la plaza y un intento por observar sin éxito patos marinos como serretas medianas o negrones comunes, regresamos hacia Mazagón donde gracias a las indicaciones de Rafa Porrino pudimos disfrutar de una espectacular puesta de sol.

Cigüeñuela común

Flamenco común con gaviotas sombrías y una cigüeñuela

Correlimos tridáctilo

Puesta de sol desde Mazagón

En nuestro quinto y último día, el día de regreso a Madrid, nos esforzamos por llegar a una hora decente a la comarca de La Serena, donde el objetivo era observar sus diferentes aves esteparias. Tras un breve encuentro con las aves del roquedo en el castillo de Benquerencia donde observamos muy bien al menos dos collalbas negras, roquero solitario y cogujada montesina, por fin llegamos a los llanos de la carretera de la Golondrina. Aquí nos costó observar a las primeras gangas ortegas, y refugiados del fuerte viento usando como parapeto las dos furgonetas pudimos ver muy bien a través de los telescopios a una pareja de gangas ibéricas. Entre los increíbles números de calandrias y chorlitos dorados, observamos un único alcaraván que estando seguro de ser observado decidió jugar al escondite con nosotros. Cuando estábamos a punto de iniciar nuestro regreso detectamos un gran bando de sisones de algo más de 100 indivíduos. Quedaron atrás los tiempos en los que los grupos de sisones superaban en estas tierras los varios centenares de aves. Una tragedia que no parece tenga final feliz. Con la caída del sol y sin ver ni una sóla avutarda, iniciamos nuestro regreso. Finalmente llegamos a Madrid a las 21:15 h. como casi siempre puntuales e incluso con unos minutos de adelanto.

Macho de collalba negra

Grullas comunes

Cogujada montesina

Uno de los cientos de chorlitos dorados que habitan estos días en La Serena

Pareja de gangas ortegas en vuelo

Chorlito dorado

Cerca de 90 sisones en vuelo... puedes contarlos si quieres ;-) en el suelo aguardaban aún unos cuantos

Observando el grupo de sisones en La Serena

Y como colofón a nuestra magnífica excursión os dejamos un breve video que recoge, o pretende recoger, la esencia de los mejores momentos vividos durante cinco días llenos de emociones y camaradería. Gracias una vez más a los que hacéis posible estas salidas a pesar de las dificultades de los tiempos que corren.