El vuelo del águila imperial ibérica



El vuelo del águila imperial ibérica

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El vuelo del águila imperial ibérica

 

En la primavera de 1992 fui consciente por primera vez de estar observando un águila imperial ibérica. Me encontraba con unos amigos visitando el entonces Parque Natural de Monfragüe, y aquel día gris y frío dedicimos parar en el mirador de la Báscula. Los accesos a los miradores en aquella época y las infraestructuras para visitantes poco tenían que ver con las actuales. Junto a las ruinas de una pequeña edificación dos turistas, creo recordar que alemanes, miraban embobados por un telescopio catadióptrico... en aquellos tiempos no abundaban los telescopios terrestres. No tuve ni que preguntarles qué estaban viendo, ellos mismos me invitaron a echar un vistazo mientras exclamaban con felicidad: "eagle". En la imagen invertida se podía adivinar perfectamente la figura de una gran rapaz a mucha distancia. En la oscuridad del día y con el verde difuminado de los alcornoques de fondo, dos rasgos llamaron mi atención: una cabeza pálida de color crema y sus hombros blancos como la nieve. Sabía muy poco de currucas, limícolas o gaviotas, pero las rapaces las conocía todas... y bastante bien. El corazón se me aceleró por la emoción del momento. Pocos segundos después retiré la mirada del ocular, di las gracias a mis improvisados "anfitriones" y regresé junto a mis amigos con una gran sonrisa de oreja a oreja. 


Águila imperial ibérica (Adulto, mayo 2014) - P.N. de Monfragüe (Cáceres)


Poco después de aquel primer encuentro con el águila imperial ibérica (Aquila adalberti) tuve que hacer un reportaje de investigación en la Universidad. Era mi segundo año de Periodismo y nuestra profesora de Redacción Periodística nos dió la opción de elegir el tema. Marcado por aquellos cortos, pero maravillosos segundos en Monfragüe, decidí que mi trabajo fuera sobre el águila imperial. Comencé a recopilar recortes de la revista Natura y visitar la Hemeroteca Nacional, además compré un par de libros y concerté una entrevista con personal del antiguo ICONA para que me dieran algunos datos de los últimos censos. Todo esto me llevó a conocer mejor a la que en aquellos días era la rapaz más amenazada del planeta... ¡y también a un sobresaliente! Aunque reconozco que no obtuve muchos más en mis cinco años de carrera. Supe entonces que aunque su población estaba creciendo tímidamente hasta casi llegar a las 90 parejas reproductoras, muchos eran los problemas que tenía que hacer frente. Veneno, electrocuciones, caza ilegal, pérdida de hábitat, cainismo entre pollos... además, una dieta basada casi exclusivamente en el conejo, la situaba contra las cuerdas debido a las reiteradas epidemidas de mixomatosis y de la enfermedad hemorrágico vírica. El futuro pintaba incierto para la más ibérica de nuestras rapaces.

A medida que se consolidaba mi interés por las aves seguía con especial atención la evolución de nuestras águilas imperiales. Leía todo cuanto llegaba a mis manos que estuviera relacionado con ellas. Los artículos publicados en la revista Quercus y la monografía sobre el águila imperial ibérica de Miguel Ferrer, fueron cruciales para aplacar parte de mi curiosidad por la especie. También había conseguido observarlas con bastante frecuencia en el Monte de El Pardo los años 94 y 95, cuando, además, realicé el seguimiento a distancia de una pareja de águilas imperiales. Conseguí observar cópulas, entregas de alimento del macho a la hembra, el crecimiento de los pollos... Una fuerte granizada en la primavera de 1995 en Madrid, me hizo temer lo peor. Recuerdo mi ansiedad y la espera detrás de mi primer telescopio hasta que ví asomar aquellas dos pequeñas bolitas de algodón entre las ramas del nido. 

Algunos años después, en 1999, comencé a guiar mis primeros turistas extranjeros. Era frecuente que pajareros de otros países que visitaban Madrid por negocios o en sus vacaciones familiares, hicieran un hueco en su agenda para ir a ver pájaros aunque fuera un único día, o incluso unas pocas horas. A casi todos les unía un objetivo prioritario: querían observar un águila imperial ibérica. A su reducida distribución mundial, ya que únicamente podía observarse en España (aún no se tenía constancia de su nidificación en la vecina Portugal), se le unía su belleza y su rareza por contar con muy pocos efectivos. Era un ave endémica, y tratándose de una gran rapaz sobraban los motivos para contratar a un guía local para asegurarse su observación. Así pues, durante aquellos primeros compases de Spainbirds, el águila imperial se convirtió en una de mis mejores aliadas para otear un horizonte profesional ligado al mundo de las aves. Además, Madrid albergaba la mayor densidad de parejas reproductoras y yo sabía dónde se las podía ver con relativa "facilidad". 

El despegue del águila imperial

Tras una exitosa campaña de divulgación y mucho dinero invertido en su conservación (buena parte procedente de la Unión Europea a través de los fondos Life), pero sin que llegase el tan ansiado Plan Nacional Coordinado de la especie, por fín comenzaron a sucederse las buenas noticias acerca de la evolución de sus poblaciones. En el censo de 2001 se alcanzaban ya las 158 parejas reproductoras en territorio nacional y algunas de las causas que amenazaban su existencia parecían ir remitiendo. Tres años más tarde, en 2004, se censaron un total de 193 parejas. Los censos de los años siguientes fueron incrementando la población de águilas imperiales hasta que en 2011 se alcanzaron las 325 parejas, gracias en buena parte a la explosión de la población de Castilla La Mancha, que pasaba de las 41 parejas en 2001 a las 113 en ese mágico año. En 2014 Andalucía superaba las 100 parejas reproductoras en su territorio, mientras que en Castilla La Mancha se reproducían ya 178 parejas. ¡La población española "volaba" ya en torno a las 430 parejas reproductoras!. 

Hábitat típico de ecosistemas mediterráneos donde crían la mayor parte de las águilas imperiales ibéricas - P.N. de la Sierra de Andújar (Jaen)

Además de mitigarse las causas de su declive desde los primeros años del siglo XXI (fundamentalmente reducción de muertes por cebos envenados y electrocuciones), se llevaron a cabo una serie de medidas que contribuyeron al rápido aumento de sus poblaciones, como la aportación suplementaria de alimento a las parejas que residían en territorios con baja disponibilidad de presas, reintroducciones periódicas de conejo, vigilancia de nidos vulnerables a molestias humanas evitando además el cainismo entre pollos, o una mayor aceptación de los propietarios de cotos de caza gracias a la información de los beneficios de poseer águilas imperiales en sus fincas. También se llevaron a cabo programas de reintroducción de la especie como el de la provincia de Cádiz, donde entre los años 2002 y 2015 se liberaron 87 pollos procedentes en su mayoría del excedente de las poblaciones de Sierra Morena. En la actualidad el núcleo reproductor gaditano se ha consolidado con 6-7 parejas y ya únicamente se liberan en la región pollos recuperados procedentes de otras zonas andaluzas.

Colonización natural de nuevos territorios 

Si el aumento de la población en España en los últimos 20 años ha sido reconfortante, en Portugal la situación es, cuanto menos, esperanzadora. Desde que en el año 2003 nidificara la primera pareja en territorio luso, su población no ha parado de crecer, lenta pero progresivamente, y en la actualidad hay al menos 17 parejas censadas. Así pues, ya existen águilas imperiales reproduciéndose en las comarcas de Tejo Internacional, Castro Verde, Vale do Guadiana y Mourão (Alentejo). Especialmente interesante es el caso de Castilla y León, donde en 2009 las águilas imperiales comenzaron a criar en la provincia de Valladolid por primera vez, en 2015 lo hicieron en Salamanca, en 2018 en Zamora, y en 2019 se registró un primer territorio ocupado en Burgos. Recordemos que en la década de los 90 únicamente se reproducía en Segovia y Ávila.  

El aumento de la población andaluza también ha llevado a la especie a colonizar nuevos territorios, destacando la primera pareja reproductora en Granada en la campaña de 2017, después de décadas sin hacerlo en la provincia. Ese mismo año también se establece un pequeño núcleo reproductor de dos parejas en la Subbética jiennense. Además, la rápida expansión del conejo de monte en el sur y sureste de la Comunidad de Madrid en los últimos años supuso el espaldarazo definitivo que las águilas imperiales necesitaban para colonizar nuevos territorios, como los regentados actualmente en la Campiña del Henares. De esta forma la población madrileña se sitúa en las 73 parejas reproductoras, datos de 2019, con un total de 93 pollos que consiguieron abandonar sus nidos. 

En Castilla La Mancha la especie comenzó a criar en la provincia de Albacete en 2007, donde en 2020 se detectaron al menos 12 parejas criando de los 16 territorios actualmente conocidos (Rafa Torralba, com. pers.). En la provincia de Cuenca, se reprodujo por vez primera en 2018, con al menos cuatro parejas nidificantes en 2019.  

La Sierra de Relumbrar es uno de esos lugares de reciente colonización donde fue localizada la primera pareja reproductora de la provincia de Albacete en 2007. Posiblemente llevara criando algunos años.

Situación actual de la población de águilas imperiales ibéricas en el mundo 

El último censo oficial publicado a nivel ibérico (y por lo tanto mundial) data de 2017. Ya entonces se contabilizaban un total de 536 territorios, 520 en España y 16 en Portugal, confirmando la clara tendencia al alza de la especie. Después de realizar una serie de indagaciones en internet y de hablar con algunas de las personas responsables en la coordinación de censos por comunidades, podríamos establecer con bastante precisión la población de águilas imperiales ibéricas para el año 2019 con la siguiente distribución: Castilla y León: 103 parejas (140 pollos vuelan), Madrid: 73 parejas, Andalucía: 116 parejas (en 2020 aumentan a 123), Castilla La Mancha: 262 parejas (incrementando en 39 nuevas parejas del anterior censo de 2018), Extremadura 58 parejas (56 en 2018, datos aportados por la Junta de Extremadura). Por lo tanto, la población mundial estimada de águila imperial ibérica en 2019 se situaría en 629 parejas, incluyendo las 17 confirmadas que se reprodujeron en Portugal. Esto significaría un aumento de 93 parejas en tan sólo dos años y un crecimiento del 17,3%. Ante la falta de datos oficiales de la última campaña reproductora en 2020 (sólo conocemos los de la población andaluza) y teniendo en cuenta una progresión anual del total de la población de entorno al 8-9%, estaríamos hablando de una población actual estimada en unas 680 - 685 parejas reproductoras. A la espera de que se publiquen los datos oficiales correspondientes a los años 2018, 2019 y 2020, la situación real no parece estar muy alejada de los datos aquí aportados.

Lo que se desprende a modo de conclusión, es que la población actualmente no deja de crecer, coloniza rápidamente nuevos territorios y se adapta a ecosistemas que no son precisamente ejemplos puros de monte mediterráneo, destacando su presencia en ambientes pseudoesteparios. Lo que sí resulta imprescindible y determinante es que las poblaciones de conejo sean lo suficientemente saludables como para mantener tanto a los adultos durante todo el año, como a los pollos en período reproductor.

Identificación del águila imperial ibérica por edades

Además del repaso de las poblaciones actuales y la tendencia mostrada por la especie en las últimas décadas (con una información basada en múltiples fuentes pero recopiladas en el presente reportaje), queremos contribuir de una manera más informativa y gráfica que científica, a realizar un breve repaso de los principales plumajes que muestran nuestras águilas imperiales ibéricas en el campo atendiendo a su edad. Como digo, es ésta una selección de imágenes más práctica que científica, aunque hemos tratado de no apartarnos del rigor que nos proporciona la experiencia de unos cuantos años de observación. Doce de las veintidós fotos que a continuación os mostramos fueron tomadas por los compañeros de Photoraptors desde sus hides situados en la Sierra de San Pedro, a quienes agradecemos su colaboración. El resto fueron tomadas a lo largo y ancho de la geografía española por mí en los últimos diez años. Sin querer ser pretencioso, esta colección de imágenes puede que sea la más completa y accesible para tratar de comprender cómo las águilas imperiales cambian su aspecto a medida que transcurre el tiempo. Puede que haya algún artículo o reportaje más riguroso y elaborado que éste ya publicado con anterioridad, pero después de realizar búsquedas intensas en internet no hemos encontrado nada similar. Queremos además hacer un llamamiento a la colaboración para poder incorporar nuevas fotografías de plumajes que no se muestran en este reportaje. Por favor, envíanos tus instantáneas escribiéndonos a info@spainbirds.com indicando fecha, lugar y autor, y una vez estudiado el plumaje y la calidad de la fotografía la incluiremos en la galería que puedes ver a continuación.

 

Águila imperial ibérica (Juvenil-Pajizo, primer verano, septiembre) - Sierra de la Plata (Cádiz)

Águila imperial ibérica (Pajizo, primer invierno, diciembre) - P.N. de Doñana (Huelva)

Águila imperial ibérica (Pajizo, primer invierno, diciembre) - P.N. de Doñana (Huelva)

Águila imperial ibérica (Pajizo, segundo año-calendario, marzo) - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (Pajizo, segundo año-calendario, abril) - Calera y Chozas (Toledo)

Águila imperial ibérica (Pajizo segundo año-calendario, agosto) - Sierra de Guadarrama (Madrid)

Águila imperial ibérica (Pajizo, segundo año-calendario, agosto) - Sierra de Guadarrama (Madrid)

Águila imperial ibérica (Pajizo a damero, tercer año-calendario, febrero) - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (Damero, tercer año-calendario, agosto) - Sierra de Guadarrama (Madrid)

Águila imperial ibérica (Damero, tercer año-calendario, agosto) - Sierra de Guadarrama (Madrid)

Águila imperial ibérica (Damero, tercer año-calendario, diciembre). Hembra. Ave diferente a las dos fotografías anteriores - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (Damero, cuarto año-calendario, febrero). Hembra. Mismo ejemplar que foto anterior tres meses más tarde - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (Damero, cuarto año-calendario, marzo) - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (Damero, cuarto año-calendario, mayo) - Sierra Norte (Sevilla)

Águila imperial ibérica (Subadulto quinto año-calendario). Macho - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (subadulto quinto año). Macho - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (subadulto quinto año). Macho - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (adulto, sexto año o más) - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (adulto, sexto año o más). Iris color avellana claro - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (adulto avanzado. Piel de los dedos amarillo muy pálido e iris marrón oscuro). Hembra - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Águila imperial ibérica (adulto avanzado. Piel de los dedos amarillo muy pálido e iris marrón oscuro). Hembra. Mismo ejemplar que foto anterior - Sierra de San Pedro (Badajoz)

Santi Villa, Director de Spainbirds Nature Tours

Con la colaboración de Photoraptors, hides fotográficos en Extremadura

Gracias a Helios Dalmau, Jose Gordillo, Rafa Torralba, Ángel Sánchez, Jose A. Sencianes y Javier Prieta por sus valiosas aportaciones y comentarios. También gracias a mi compañero John L. Muddeman por haber traducido el presente texto al inglés para que amigos y pajareros de otros países puedan leer y comprender este reportaje.