Excursión a los Valles Occidentales del Pirineo, 16 a 19 de julio 2020



Excursión a los Valles Occidentales del Pirineo, 16 a 19 de julio 2020

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Excursión a los Valles Occidentales del Pirineo, 16 a 19 de julio 2020

Los cuatro últimos días hemos estado explorando los valles del Pirineo Central, teniendo como base el muy recomendable Hotel Usón en el Valle de Hecho. Llegamos precisamente al hotel justo a tiempo para reunirnos con los compañeros que se habían desplazado por su cuenta y comer todos en grupo en su agradable jardín. Después de degustar las primeras cervezas caseras hechas por el mismo establecimiento, partimos sin demora hacia el cercano refugio de Gabardito, desde donde comenzaríamos una pequeña ruta a los cortados donde llevamos viendo treparriscos los últimos años. A pesar de realizar una espera de más de una hora desgraciadamente no tuvimos la fortuna de localizar alguna de las aves que sabíamos habían sido observadas un par de días antes. En el tiempo que estuvimos esperando observamos un adulto de quebrantahuesos, varios alimoches comunes, vencejo real, avión roquero y las dos chovas, piquirroja y piquigualda, fácilmente identificadas por su voz tan distinta. Ya de regreso en el parking vimos muy bien curruca mosquitera, herrerillo capuchino y un solitario verderón serrano. El primero de muchos que observaríamos en los días siguientes. 

Pico Bisaurín visible desde el Hotel Usón

Ejemplar de Tettigonia viridissima fotografiado cerca del refugio de Gabardito

Verderón serrano

A pesar de que las previsiones del tiempo no eran del todo positivas, lo cierto es que tuvimos un segundo día espectacular. Comenzamos la mañana con una breve parada en el paraje de la Boca del Infierno, un lugar donde hace años nidificaba el treparriscos. Con pocas esperanzas escrudriñamos las paredes calizas, pero apenas vimos algunos aviones comunes... y poco más. Una nueva parada cerca del camping de Oza nos ofreció el ir y venir de una familia de mirlo acuático con al menos dos jovenzuelos que se dejaban aproximar a apenas unos metros, para delicia del sector fotográfico del grupo. Cruzamos la espectacular selva de Oza realizando algunas paradas de escucha tratando de localizar al esquivo picamaderos negro, pero el verano, y sobre todo los días de calor, no son los mejores para su observación. 

 

Mirlo acuático joven

Nos adentramos en poco tiempo en el espectacular paraje de Guarrinza, con sus marmotas y rebecos. Ambos observados en diferentes ocasiones a lo largo del día. Después de aparcar nuestros vehículos comenzamos la ruta en ascenso que nos llevaría al valle de Aguas Tuertas. Quizás uno de los parajes más bonitos del Pirineo aragonés. En la subida al valle registramos varios alcaudones dorsirrojos, bisbitas alpinos y escribanos cerillos. En este tramo numerosos colirrojos tizones y pinzones vulgares nos amenizaban con sus reclamos y cantos. Pardillos y verdecillos, también bastante comunes, nos acompañaron sobre todo en el collado justo antes de alcanzar el refugio de Aguas TuertasRanas bermejas, lagartijas roqueras, juveniles de sapo común y varias mariposas y otros insectos ponían la nota de variedad mientras las aves disminuían en número. 

Bisbita alpino

Paraje de Aguas Tuertas

Rana bermeja

Escribano cerillo

Dolmen de Aguas Tuertas

Paraje de Guarrinza observado desde la subida a Aguas Tuertas

Dectitus verrucivorus

Lagartija roquera 

Una de las muchas marmotas que vimos en Guarrinza

Después de recorrer en llano una buena parte de los prados de Aguas Tuertas decidimos parar para comer. Un milano real se acercó a curiosear, mientras varios ejemplares de alimoche se dejaron ver muy cerca. Dos de ellos además nos regalaron varias cabriolas y piruetas, interactuando mútuamente. Sin embargo, el momento más divertido fue cuando hizo presencia un quebrantahuesos en el preciso momento en el que algunos integrantes del grupo (no diremos nombres) se acomodaban para echar una cabezadita. Cuando parecía que iba a sobrevolarnos, el "buitre barbudo" cambió de rumbo y se alejó hacia el lado opuesto del valle. 

Milano real

Quebrantahuesos

Alimoches jugando en el aire

Más del espectáculo que nos ofrecieron estas dos aves...

Aguas Tuertas estaba literalmente lleno de jóvenes de collalba gris

El inicio de nuestro regreso de Aguas Tuertas coincidió con el momento álgido de rapaces del día. A los omnipresentes buitres leonados, busardos ratoneros, cernícalos vulgares y alimoches, pronto se unió un culebrera europea, y al menos tres águilas reales diferentes, dos aves adultas y un subadulto. Poco después apereció el segundo quebrantahuesos del día, una lástima que en esos momentos comenzara ya a caer la niebla y la luz no fuera la mejor. La vuelta la iniciamos con una bajada considerable de temperaturas mientas las nubes se iban apoderando poco a poco de las laderas del valle. El regreso vino marcado por un buen número de alcaudones dorsirrojos y un solitario abejero europeo que nos sobrevoló en una parada breve que hicimos en la selva de Oza para tratar de localizar camachuelos.

El segundo "quebranta" del día

Una de las numerosas hembras de alcaudón dorsirrojo que vimos en Guarrinza

Y uno de los más esquivos machos

La mañana del tercer día comenzó con una interesante observación de abejero europeo desde el mismo hotel antes del desayuno. Una de las participantes vió además un macho de camachuelo cruzando el jardín desde su habitación. El día parecía que prometía, aunque pronto descubriríamos que no resultaría nada fácil. El largo camino que nos llevaría a Larra-Belagua nos hizo parar en dos ocasiones, una en Ansó para avituallarnos, y otra en las instalaciones de Roncalia donde observamos los primeros verderones serranos del día, así como las primeras chovas piquigualdas. La mañana sin embargo transcurriría mucho más tranquila de lo esperado en lo ornitológico. Tan sólo destacaríamos la observación de un par de piquituertos, varios zorzales charlos y hasta tres grupos grandes de milano negro en su migración al sur. Pero ni rastro de los principales objetivos del día, acentor alpino y mirlo capiblanco. Después de una mañana decepcionante (por qué no decirlo), decidimos probar fortuna en los prados circundantes a la Pierre-de-Saint-Martin donde en fechas similares habíamos visto a los capiblancos alimentarse. Afortunadamente no tardamos demasiado en localizar al primero de los mirlos capiblancos exactamente en la zona que intuíamos. Después de mostrarse durante un par de minutos junto a una granja, salió volando y desapareció entre los pinos del otro lado del aparcamiento. Poco después volvió a aparecer a lo lejos, pero esta vez acompañado de otro ejemplar con cierto aspecto desgarbado. 

Vista del Pic Anie desde la Pierre-de-Saint-Martin con su típico paisaje kárstico y sus pinos negros

Parte del primer grupo de milanos negros en migración

Uno de los milanos observado más cerca y con más detalle

El primer contacto con uno de los mirlos capiblancos

Después de haber dedicado toda la mañana a tratar de observar estas esquivas aves, no teníamos intención de dejar pasar la oportunidad de verlas durante más tiempo, por lo que intentamos de localizar el lugar donde los dos mirlos habían desaparecido juntos tras una loma cercana. La suerte volvió a sonreirnos y así pudimos deleitarnos con una preciosa hembra de la subespecie alpestris, cebando a un único joven que aún mantenía algo de plumón en la cabeza.

Hembra de mirlo capiblanco ssp. alpestris

Hembra de mirlo capiblanco ssp. alpestris con ceba en el pico

Hembra de mirlo capiblanco ssp. alpestris cebando a su retoño

Hembra y joven de mirlo capiblanco en lo que fue la observación del día... 

Tras los deberes hecho y un buen suspiro de alivio, pusimos rumbo a los bosques de Linza, en el valle de Zuriza. Nuestra intención era localizar dos aves que se nos habían resistido hasta ese momento, agateador norteño, el cual todo el grupo llegó a verlo bien, y carbonero palustre, que tan sólo un par de personas del grupo tuvieron la fortuna de poder encontrar, sin apenas tiempo de avisar al resto de participantes pues la observación fue fugaz. El resto de la tarde transcurrió con varios intentos en vano de observar picamaderos negro y pico dorsiblanco, éste último muy escaso en esta parte del Pirineo. Una especie que ya habíamos observado en el mismo lugar en dos ocasiones en nuestras visitas anteriores. 

Después de un largo regreso de vuelta llegando al hotel con el tiempo justo para dejar mochilas y óptica en nuestra habitación, nos dispusimos a disfrutar de una nueva cena casera realizada por Imanol y Lucía

Llegamos a nuestro cuarto y último día de excursión al Pirineo. Ante las múltiples alternativas de plan, finalmente nos decantamos por tomar el telesilla de Astún y hacer una pequeña ruta a los ibones comenzando por el de Truchas. Esta ruta era nueva para todos nosotros, así que era una incógnita el tipo de terreno que nos encontraríamos al llegar sin esfuero a los más de 2000 metros de altitud accesibles gracias al telesilla. Después de subidas y bajadas y alguna que otra duda decidimos atacar el tramo final que conduce al Ibon de Casterau, flanqueado en parte por un impresionante macizo calcáreo que pensábamos podría ser bueno para aves como el gorrión alpino, el acentor alpino e incluso el treparriscos. Antes habíamos conseguido detectar un lejano quebrantahuesos mientras que a lo largo de toda la ruta, las collalbas grises fueron prácticamente omnipresentes.

Una lejana observación de un solitario gorrión con alas blancas confirmaba nuestras sospechas, así pues era momento de buscar lo que nos había llevado hasta allí después de una intensa caminata. Primero aparecieron hasta tres acentores alpinos, uno de ellos posó muy cerca de nosotros para dejarse retratar y quitarnos la espina que teníamos clavada con esta especie desde el día anterior en Larra-Belagua. Poco después fueron 2 o 3 gorriones alpinos diferentes los que se mostraron absorviendo todo el protagonismo que había acaparado el acentor minutos antes. También logramos escuchar tímidamente el lánguido reclamo del treparriscos, pero quizás hubiera sido ya demasiado para una improvisada jornada. 

La excursión no podía finalizar mejor, dos especies de difícil observación en el mes de julio con el Pic Midi D'Ossau como telón de fondo, un fantástico fin de fiesta que todos hubiéramos firmado con los ojos cerrados después de dejar atrás la estación del telesilla en el ibón de las Truchas. Tras comer juntos por última vez frente a la estación de Canfranc pusimos punto final a la salida a los Valles Centrales e iniciamos el regreso a Madrid por carretera.

Ibón de las Truchas

Panorámica desde el Ibón de las Truchas

Macho de collalba gris

Ejemplar de quebrantahuesos observado poco después de llegar al ibón de Truchas

El Pic Midi D'Ossau presidiendo la imagen

Ibón de Casterau (Francia)

Acentor alpino junto al ibón de Casterau

El mismo ejemplar de acentor alpino algo más cerca

El primero de los gorriones alpinos que se dejaron ver en Casterau

Gorrión alpino en Casterau

Gorrión alpino

El grupo en el dolmen de Aguas Tuertas