Llanos del Jarama y los Patones, 16 de abril 2021

Con un inicio estelar observando dos machos de avutarda haciendo la "rueda" a escasos 100 metros de nuestra posición comenzábamos nuestra primera excursión a los Llanos del Jarama. Por allí también pululaban varias hembras y en la distancia detectamos una hembra de aguilucho pálido. Un cielo plomizo y un intenso frío presagiaban una mañana complicada en lo climatológico. Sin embargo nada más lejos de la realidad. En torno a las 10 de la mañana y después de una breve parada para calentar motores tomando café, desaparecieron las nubes y comenzó el sol a dejarse ver. Con la subida de temperaturas fue más complicado observar aves esteparias a distancia, aún así pudimos ver dos gangas ortegas en vuelo, sin embargo las rapaces pronto tomaron el relevo. Comenzaron a observarse milanos reales y negros en número interesante, acompañado de algún que otro buitre negro y varios leonados. Vimos de refilón el quinto año de águila imperial ibérica que frecuenta la zona, también un par de águilas culebreras y al menos dos águilas calzadas en su fase clara. Notamos un fuerte flujo en el paso de lavanderas boyeras, especialmente de las subespecie flava e iberiae. No lejos de los llanos fuimos a visitar la pareja de búho real que ya habíamos detectado en su nido en jornadas anteriores. Allí seguía uno de los adultos, pero ni rastro de posibles pollos... o eran muy pequeños aún y estaban bajo las faldas de mamá o lo suficientemente grandes para andar pululando por las cercanías del nido. El enigma se resolvió pocos días después.

Después de comer en una zona de picnic del río Jarama y de escuchar torcecuello en un par de ocasiones, pero observando rabilargos, mitos y currucas capirotadas, decidimos cambiar de tercio y acercarnos a Patones de Abajo. Desde allí remontamos el cañón del arroyo Patones dejando atrás observaciones de avión roquero, roquero solitario, curruca cabecinegra, para iniciar posteriormente los primeros metros de la senda de Genaro desde Patones de Arriba. Pocas aves aquí aunque sí se dejaron ver muy bien varios roqueros solitarios.

Por la tarde, en las inmediaciones del embalse del Pontón de la Oliva, pero sin salir de la comunidad de Madrid, vimos los escribanos soteño y montesino, también varias cogujadas montesinas, mientras que desde los pinos cercanos nos llegaba el canto del herrerillo capuchino. En el cielo divisamos las siluetas de los buitres leonados, aunque una mucho más pequeña nos llamó enseguida la atención. Era un águila perdicera, a la que pronto se le uniría su pareja. Un grandioso final para un completo día repleto de aves esteparias y rapaces.